¡Oh, es una buena pelea!

Mi papá es un gran fanático del boxeo. Crecí viéndolo celebrar las victorias de los jugadores más renombrados en el juego. Semana tras semana, todos los sábados por la noche, la televisión transmitía partidos preliminares hasta que se llevó a cabo el último evento: el evento principal.

Yo era una niña tratando de entender cómo este deporte era legal con toda la sangre derramada en la lona. Nunca pensé que podría disfrutarlo. Pasaron los años y papá explicaba algunas de las estrategias y todas las diferentes combinaciones que usaban. Tenías que estar tan concentrado en cada movimiento que hacías, ¡es una pelea!
Hoy en día, papá y yo todavía tratamos de juntarnos para los títulos principales de boxeo. 

Mateo 3:17 contiene uno de mis versículos más citados en mi vida de oración: “Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia”. Estas son las palabras dichas a Jesús antes de que comenzara a hacer algo en el ministerio. Él es amado, no por Sus obras, sino por Su relación.
Luego, unos versículos más adelante, encontramos Mateo 4, titulado “La tentación de Jesús”. Sí, lo entendiste bien: Él llevó a Su Hijo, en quien tiene complacencia, directamente al desierto para ser probado. ¿Qué nos hace pensar que no pasaremos por eso también? 

"Pelea la buena batalla de la fe." – 1 Timoteo 6:12

La fe se manifiesta por la prueba a la que se enfrenta y es tan fuerte como la prueba a la que sobrevive. Me atrevo a decir; la fe es el requisito de Dios para confiarte más. Eso es porque Dios nunca confiará en lo que no ha sido probado, siendo Jesús el ejemplo perfecto. Esos tiempos de prueba vienen en forma de desierto, tenemos que reconocerlos. Ni siquiera estamos luchando contra el diablo, es una lucha por nuestra creencia.
El enemigo quiere destruir nuestra fe distrayéndonos de la Verdad, tratará de hacernos cambiar nuestra confesión. Trató de hacérselo a Jesús; intentará las mismas tácticas con nosotros. 

La fe es, en cierto modo, muy parecida al boxeo, es una pelea y requerirá mucha estrategia para ganar. Antes de llegar al ring de boxeo de la fe, recuerda algunas combinaciones:
Eres amado. Mantén una identidad segura en Su amor.
Fuiste diseñado para luchar. Grande es la recompensa en el otro extremo.
Ganarás. Jesús regresó en el poder del Espíritu.

Recuerdo el día que le pregunté a mi papá, "¿cómo puedes disfrutar esto?"

 "¡Oh, es una buena pelea!" - él dijo.

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