Todas las Cosas Nuevas

Últimamente, he estado deseando muchas cosas nuevas. Casi me sentí culpable el otro día por querer algo que ya tengo, solo un modelo más nuevo. Además, están estas otras experiencias, que nunca he tenido, que anhelo. Hay una insatisfacción con lo viejo que me hace atreverme a creer por más. Hace dos semanas, me encontré orando en el espíritu para que "todas las cosas sean hechas nuevas", comenzando con mi relación con Dios, una nueva revelación de quién es Él. Algo en lo profundo de mí pedía la vida fresca, recién hecha, recién inventada que Él tiene para nosotros.
Me hizo pensar, ¿por qué deseamos cosas nuevas?

Tener algo nuevo implica exclusión o suplantación de lo pasado o viejo.
El anhelo de todas las cosas nuevas es una verdad anticipada en nuestros corazones. Es la comprensión de que estábamos destinados a más, algo más significativo que Dios ha plantado en nosotros.
En el principio, Dios creó los cielos y la tierra y los llamó buenos. Luego, el pecado entró en escena y el mundo ya no era “bueno”.
Todo necesitaba restauración.

El último libro de la Biblia ilustra perfectamente la anticipación:

Apocalipsis 21: 5 El que estaba sentado en el trono dijo: "¡Hago nuevas todas las cosas!" Luego dijo: “Escribe esto, porque estas palabras son fidedignas y verdaderas”.

Estas son las palabras hermosas, llenas de esperanza, ordenadas por Dios, escritas sobre un cielo y una tierra nuevos. ¡Es el deseo de Dios hacer nuevas todas las cosas!
En Apocalipsis 21, Juan relata haber visto una magnífica Ciudad Santa donde Dios mora entre Su pueblo. Dios promete: “Él enjugará toda lágrima de sus ojos. No habrá más muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor, porque el antiguo orden de cosas ha pasado”.
'Todas las cosas nuevas' siempre ha estado en el corazón del Padre para Su pueblo. Isaías nos recuerda que olvidemos las cosas anteriores. Corintios dice que lo viejo se fue y lo nuevo está aquí. Colosenses nos exhorta a vestirnos de nuestro nuevo yo. Gálatas nos llama una nueva creación. El Evangelio de Juan habla de la transformación que ocurre cuando nos entregamos a Dios.
“He aquí, yo hago nuevas todas las cosas”. – Wow, ¿no?
Todas las cosas. No algunas. Todas. Hechas. Nuevas.

Entonces, ¿por qué deseamos cosas nuevas? Porque Él hace nuevas todas las cosas.

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